12. - 13.11.2024, Buenos Aires
Una característica central del funcionamiento actual de las democracias contemporáneas, particularmente desde el inicio del siglo XXI, son las transformaciones y las crisis de las formas de representación que se habían afirmado desde mediados del siglo XX.
De tal forma, distintos procesos configuran un escenario de mutaciones permanentes, con crisis recurrentes y múltiples impactos sobre les actores centrales de la vida pública. Entre otros, en este evento nos interesó problematizar cinco procesos concurrentes que reconfiguran las dinámicas democráticas en América Latina. En primer lugar, el pasaje de los vínculos representativos centrados en partidos políticos a los vínculos representativos centrados en líderes personales. De esta forma, la política atraviesa un fuerte impulso hacia la personalización y la confianza ciudadana pasa a depositarse en las vagas imágenes que los dirigentes construyen, mayormente, en los medios de comunicación y los nuevos canales digitales. En segundo lugar, el cuestionamiento a la representación política basada en la promesa y en el mandato que era propia de una democracia de partidos y el surgimiento de dirigentes "brújulas" que obtienen centralidad en escenarios crecientemente imprevisibles. En tercer lugar, los procesos de extensión de derechos expresados ya no en una clave universalista sino en términos particularistas e identitarios. Es decir, dirigida a colectivos específicos definidos por rasgos que se asumen identitarios y que, por ende, desafían la noción democrática clásica de una voluntad general de un pueblo soberano. Esto se expresa, por ejemplo, en la creciente judicialización de la vida pública y las demandas particularistas muchas veces expresadas en clave global. En cuarto lugar, la multiplicación de protestas y movilizaciones ciudadanas que ponen en cuestión al poder y ejercen un veto sobre las decisiones gubernamentales, intensificando la negatividad en las modalidades de manifestación de la soberanía popular.
En suma, estos procesos cuestionan la idea misma de la representación, la delegación del poder y el liderazgo político y abona una insatisfacción creciente de las formas usuales de mediación entre la sociedad civil y el Estado. Como fruto de esto último, se advierte el surgimiento y consolidación de procesos tales como la aparición de una "nueva derecha", es decir, espacios y figuras políticas que conjugan un discurso "antisistema" radicalizado y propuestas reaccionarias o conservadoras; el surgimiento de fuertes polarizaciones y antagonismos políticos; la organización de actores colectivos nucleados en estructuras no partidarias que, a la vez, no replican formas corporativas.
Por todas estas razones, la noción de crisis es pertinente para encuadrar y reflexionar sobre los rumbos de la democracia contemporánea en América Latina, en tanto asistimos al inconformismo frente a las características que la habían definido desde mediados del siglo XX, para presenciar una mutación en curso que está reformulando, en un proceso inestable y de rumbo incierto, nociones y aspectos como identidades, ciudadanía, representación y derechos.
Esta actividad formó parte del Laboratorio de Conocimiento: "Identidades estratégicas y crisis en América Latina. Procesos y tensionesExternal link", la cuarta iniciativa de CALAS sobre “Afrontar las crisis: perspectivas transdisciplinarias desde América Latina” y del tercer eje de investigación del laboratorio “Crisis de representación y nuevas identidades en les actores y actoras de la vida pública democrática”. Particularmente, en esta ocasión, la Plataforma para el Diálogo era organizada en conjunto y con el apoyo del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO).